VIGILIA PASCUAL, C
LA RESURRECCIÓN, HORA DE NUESTRA CERTEZA Y DE NUESTRA MISIÓN
INTRODUCCIÓN
En un mundo de apariencias, donde el plástico parece imitar todo y hace con frecuencia que la gente se pregunte si, por ejemplo, estas flores son reales o artificiales, esta piedra o esta madera de la pared, son reales o de imitación…;
en un mundo así, el ser humano necesita certezas.
Esta es la hora de nuestra certeza: sabemos que Cristo ha resucitado.
PROPOSICIÓN
No busques entre los muertos al que está vivo.
DESARROLLO:
Una verdad que costó mucho a los apóstoles creerla, pues no daban crédito a lo que veían. Porque el corazón humano muchas veces es lento para creer. ¿Por qué?
- Porque nos empeñamos en buscar entre los muertos al que está vivo.
- Una y otra vez volvemos a nuestros esquemas racionales de querer entender antes de creer.
- Una y otra vez volvemos a nuestras falsas seguridades, que no nos permiten ir más allá de lo que «siempre se ha hecho así».
- Porque tenemos miedo de ir más allá de la orilla y bogar mar adentro
- Esta es la hora de nuestra certeza:
- Adiós a las dudas, adiós a los miedos, adiós a las timideces, adiós a la falsa prudencia.
- Cristo ha resucitado, él es nuestro líder a quien seguimos según el Evangelio que nos ha dejado.
- De esta certeza nace nuestra misión:
- Dar a conocer a Jesucristo, mejor aún: irradiar a Cristo
- Así entendía San Pablo VI al sacerdote: el sacerdote es un difusor del gozo de Cristo.
- Y por analogía también, todo cristiano ha de ser un difusor del gozo de Cristo, y difusor de esta certeza: Cristo ha resucitado y lo sabemos
CONCLUSIÓN
Somos los hombres y mujeres de la Pascua, aleluya es nuestra canción, y buscamos irradiar y difundir el gozo de Cristo en todos lados y a toda persona que encontramos a nuestro alrededor, porque no buscamos entre los muertos al que vive.
P. Agustín De La Vega, LC