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HOMILÍA EN ESQUEMA XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (C)

DIOS ES MISERICORDIOSO

INTRODUCCIÓN

En cierta ocasión un vagabundo caminaba por las afueras de un pueblo de Alemania cuando vio que un niño de tres años caía dentro de un estanque situado en la parte posterior de la casa. El hombre corrió, se lanzó al agua y saco al pequeño.

La madre. muy agradecida, quiso darle dinero a aquel hombre, pero este se negó rotundamente. La madre entonces tomo del cuello de su niño una pequeña medalla de oro y se la dio como recuerdo.

Pasaron 27 años. Aquel vagabundo ya bastante mayor se encontraba en Brasil, y al cruzar una calle lo atropelló un coche. Le llevaron al hospital regional y, como su vida corría peligro,  llamaron al capellán. Tratando de identificar a este pobre hombre, vieron que lo único que llevaba era una medalla de la virgen al cuello. El capellán al verla reconoció que era la medalla de su bautismo que su madre había regalado al vagabundo que le salvó la vida de pequeño.

El sacerdote le preguntó desde cuándo la tenía. El hombre le contó la historia. El sacerdote entonces le dijo: Yo soy ese niño a quien usted salvó la vida hace 27 años. Dios ha querido que hoy sea yo quien le prepare para el Cielo.

PROPOSICIÓN
Reconoce la misericordia que el Señor ha tenido contigo

DESARROLLO:

Hoy el evangelio nos presenta tres parábolas, cada una de las cuales revela un aspecto del más grande atributo de Dios: su misericordia:

 

  1. La oveja descarriada: nos habla de la solicitud y de la ternura de Dios por cada uno de nosotros.
    1. No le importa dejar a las demás en medio del valle para ir a buscar a la perdida.
    2. Dios es un buscador de almas. No se detiene hasta encontrarnos
    3. Y con especial ternura la pone sus hombros. No la golpea, simplemente la carga hasta el redil.
    4. Porque sabe que muchas veces nos perdemos sin darnos cuenta.

 

  1. La dracma perdida: Nos enseña la constancia en la búsqueda.
    1. Dios busca a fondo. No se contenta con una mirada al vuelo, ni se retira si no encuentra lo que busca.
    2. Dios busca con cuidado esa moneda.
      1. Enciende la luz para que pueda ver algún destello de ella, (porque incluso cuando nos alejamos de Dios por el pecado no perdemos nuestra condición de creaturas, y toda creatura tiene destellos de su creador).
      2. Barre con cuidado, para allanar los obstáculos que puedan impedirnos acercarnos a Él.
    3. Y cuando la encuentra, lo celebra; pues es tan grande el gozo de hallar un alma que tiene que comunicar su alegría
  2. Y tal es el caso del hijo pródigo.
    1. Lo ve venir y corre a su encuentro
    2. Le devuelve su dignidad dándole una túnica, el anillo y las sandalias
    3. Y hace una fiesta a lo grande, porque había que celebrarlo.
      1. Porque ese hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida;
      2. estaba perdido y lo hemos encontrado

CONCLUSIÓN

¿Has percibido la alegría de Dios cuando te ha encontrado nuevamente? ¿No? Quizá por eso lo sigue tan fríamente y vuelves una y otra vez a caer. Reconoce la misericordia que el Señor ha tenido contigo, y no lo vuelvas a abandonar. Permanece en Él.

P. AGUSTÍN DE LA VEGA, LC