Saltar al contenido

HOMILÍA VI DOMINGO DE PASCUA

CRISTO HABITA EN TI

 

INTRODUCCIÓN
Cristo no volverá, salvo al final de los tiempos.

Y aunque esto parezca una mala noticia, no lo es; pues no puede volver quien nunca se ha marchado del todo.

Cristo ha decidido hacer morada en nosotros. Por eso dice “Me voy pero vuelvo a vuestro lado”.

Cristo ha decidido hacer morada en nosotros. Por eso dice “Me voy pero vuelvo a vuestro lado”.

PROPOSICIÓN
Dios inhabita en ti.

 

DESARROLLO
Uno de los anhelos del corazón humano, y quizá el más grande, es el de la paz. Paz alrededor, paz interior, paz del alma y del corazón. Deseamos profundamente la paz. Y ésta se consigue cuando Dios inhabita en tu corazón. ¿Cómo lograrlo?

  1. “El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada” (Jn 14,23).
    1. ¡Vaya promesa más encantadora y fascinante: ser morada de Dios!
    2. Y quien tiene a Dios en su interior lo tiene todo. Adiós tristezas, soledad, desencantos, dolores. Con Dios lo tenemos todo.
    3. ¿Vives en gracia de Dios? Ahí esta el quid de nuestra paz y de nuestra felicidad en esta vida.
  2. Resultado de esta inhabitación de Dios en tu interior: la paz
    1. No como la da el mundo, que es una paz de ausencias: que no haya guerra, que no haya ruidos, que no haya conflictos.
      1. Esta es una paz circunstancial, que no tiene solidez, pues depende de lo que le rodea.
      2. Una paz así se rompe al primer grito, al primer disparo.
    2. La paz que Cristo otorga es una paz de posesión, de tenerle a Él. Y si poseo a Cristo porque inhabita en mí por la gracia, mi felicidad en esta vida está garantizada, no obstante las pruebas y dificultades por las que tenga que pasar.

 

CONCLUSIÓN
Descubre el tesoro y sé consciente de que Cristo no se ha marchado. Ha querido quedarse con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, no solo el la Eucaristía que estamos celebrando, sino también en tu alma, habitando en ella, con la única condición de que cumplas su palabra.

Recuerda, pues, que Cristo no se marchado totalmente y está con nosotros por la gracia.

P. AGUSTÍN DE LA VEGA, LC