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Homilía Bautismo del Señor

Bajo las manos de Dios

 

INTRODUCCIÓN
En cierta ocasión, me rogaba una madre: “Padre, le pido que ponga las manos sobre la cabeza de mi hijo para que Dios lo proteja siempre y no aleje sus manos de él”. Al que yo le respondí: “Voy a rezar para que este hijo suyo no deje de tener la cabeza bajo las manos de Dios”.

No es Dios el que tiene que estar persiguiéndonos para protegernos. Su protección se hace efectiva cuando permanecemos junto a Él. Tal fue la actitud vital de Jesucristo que se somete al Bautismo de Juan, que el Padre refrenda con su complacencia. Cristo bajo las manos de su Padre.

PROPOSICIÓN
No dejes de tener la cabeza bajo las manos de Dios

DESARROLLO:
Es ejemplar el estilo que Jesucristo imprime a su vida desde el inicio: Estar sometido a la Voluntad del Padre. Tal es el secreto de su felicidad, y tal debe ser el nuestro.

 

  1. Tú eres mi Hijo amado en quién me complazco
    1. La voz del Padre va dirigida directamente a Jesús, por eso el evangelio de hoy no dice escuchadle, sino que escuchemos a Dios que se complace por la fidelidad de Jesucristo.
    2. El día de nuestro bautismo nosotros hemos entrado en la complacencia del Padre
    3. El problema es que no siempre somos conscientes de ello
      1. Con frecuencia nos olvidamos de Dios, de su cercanía
      2. Y nos alejamos de Él
    4. El Bautismo nos da cobertura 24/7 para estar en comunicación con Dios, incluso cuando nos alejamos de Él a lugares inhóspitos por el pecado.
    5. ¿Cómo mantenernos en la frecuencia de Dios?

 

  1. Dios acepta a quien lo teme y practica la justicia
    1. Y practicar la justicia no es otra cosa que vivir del lado de Dios
    2. Tal fue la respuesta de Abraham Lincoln cuando uno de sus generales le dijo que tenían que rezar para que Dios esté de nuestra parte. Y Lincoln le contestó: “Mas bien recemos para que nosotros siempre estemos de la parte de Dios”.
    3. Busquemos estar siempre bajo la mano protectora de Dios, a pesar de que seamos malos y nos hayamos alejado, porque…

 

  1. No romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea
    1. Dios es paciente y misericordioso
    2. Siempre nos brinda su abrazo protector.
    3. Y gracias a nuestro bautismo, como hemos dicho, tenemos la posibilidad de vivir en Él y de regresar a Él si nos hemos alejado.

 

 

CONCLUSIÓN
¿Y tú como piensas vivir? ¿En la lejanía o en la cercanía de Dios?

Te invito a que no lo sueltes, a que con la oración diaria, la adoración Eucarística frecuente, en la misa diaria si es posible, te encuentres bajo las manos de Dios.

P. Agustín de La Vega, LC