Homilía II domingo después de Navidad
2 de enero (donde la Epifanía se celebra el día 6)
PAN PARA VIVIR, ROSA POR QUÉ VIVIR
INTRODUCCIÓN
Una mañana llegó a las puertas de la ciudad un mercader y allí se encontró con un pordiosero medio muerto de hambre. Sintió pena por él y le socorrió dándole dos monedas de cobre.
Horas más tarde, los dos hombres volvieron a coincidir cerca del mercado:
— “¿Qué has hecho con las monedas que te he dado?”, preguntó el mercader.
— “Con una de ellas me he comprado pan, para tener de qué vivir; con la otra me he comprado una rosa, para tener por qué vivir…”
Hoy la liturgia nos da dos monedas: su Palabra para tener de qué vivir y la esperanza para tener por qué vivir.
PROPOSICIÓN
Nunca olvides que Cristo es la razón por la que vives. Vino a ti y tu lo has recibido
DESARROLLO:
- Dios vino a habitar entre nosotros
- Para que nuestra vida tuviera sentido
- Vivíamos en las tinieblas del error, del pecado y de la muerte
- Cristo ha venido para rescatarnos y llevarnos a la luz
- Además nos ha bendecido con toda clase de bienes espirituales y celestiales
- Pera tener de que vivir, pues nos da su palabra y la vida a través de los sacramentos
- A fin de que seamos santos en su presencia
- Llamándonos a la plenitud
- Comprended “cuál es la esperanza a la que os llama” (Efesios)
- Ser testigos de la esperanza, anunciar la esperanza que brota de la venida del Dios encarnado
- Esperanza para tener de qué vivir
CONCLUSIÓN
Dios nos está invitando a que no nos conformemos con tener de qué vivir, sino que nos brinda también un porqué vivir: la esperanza cierta de la salvación que tenemos además que anunciar. No olvides que Cristo es la razón de nuestro existir.
P. Agustín de La Vega, LC