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Formación permanente

El tema de la formación sacerdotal es crucial para la misión de la Iglesia: la renovación de la fe y el futuro de las vocaciones sólo es posible si tenemos sacerdotes bien formados.

La formación de los sacerdotes depende ante todo de la acción de Dios en nuestra vida y no de nuestras actividades. Es una obra que requiere el valor para dejarse modelar por el Señor, para que transforme nuestro corazón y nuestra vida. Esto hace pensar en la imagen bíblica de la arcilla en manos del alfarero (cf Jeremías 18, 1 – 10) y el episodio en el que el Señor le dice al profeta Jeremías: (v. 2) «Levántate y baja a la alfarería».

«Dios es el artesano paciente y misericordioso de nuestra formación sacerdotal y, como está escrito en la Ratio este trabajo dura toda la vida.» 
DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO – Sábado, 7 de octubre de 2017